Conozca Marruecos
El Reino de Marruecos, también conocido como Reino Alaouita, se sitúa en África del Norte. Es un territorio cuyas costas pertenecen al océano Atlántico y al mar Mediterraneo. Está separado de Europa por el estrecho de Gibraltar. Un reino de contrastes, una tierra llena de secretos, de vida y de diferentes maneras de disfrutar de cada día. Un país muy rico en minerales y una cultura llena de simbolismo. La religión que predomina en todo el territorio es la musulmana.
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Las raices de esta empresa comenzaron a brotar en Tánger. Por eso, nuestra unión con el país se describe mediante sentimientos y vivencias. Tras muchos años trabajando para ti, seguimos con el mismo objetivo en mente; lograr que te enamores de Marruecos disfrutando de tu viaje, tanto como nosotros disfrutamos acompañándote en ese camino.
Cultura y gastronomía
Los ciudadanos, tanto árabes como bereberes, mantienen notables diferencias en cuanto a su trato y carácter, de lo que podemos estar acostumbrados en Europa. Digamos que no viven bajo la tensión con la que tenemos los habitantes del viejo continente, por lo que en ese aspecto son más libres. Son muy familiares, agradables, humildes, acogedores y muy cercanos. Nuestra natural desconfianza, propia de la civilización europea, nos lleva en ocasiones a rechazar ese trato tan próximo, pero debemos acostumbrarnos a ello. Las mujeres gozan de todo el respeto y no son molestadas para nada. Para ellos el contacto físico es frecuente. Marruecos también se caracteriza por una gran diversidad de música. La música tradicional marroquí es una parte importante de la vida cotidiana. Se encuentra presente en los principales eventos sociales. Se compone principalmente de cuatro grandes géneros: la música berebere (la más común), música chaabi y la música gnawa (mezcla estilo chaabi y africano). Es bueno recordar, especialmente los españoles, que nuestras raíces descienden del mundo árabe y que aún nos unen muchos lazos. Ellos así lo expresan con orgullo.
La gastronomía de Marruecos es muy reconocida internacionalmente. En la mesa abundan las verduras, pollo, ternera o cordero (no comen cerdo debido a su religión) y su famoso pan marroquí, conocido como safaá, que puedes adquirir casi en cualquier tienda de calle. El uso de especias de manera moderada y refinada, sorprenden en cada bocado.
Su presencia suaviza y adorna cada plato. No es un estilo de comida fuerte como se puede llegar a pensar, y eso es lo que más llama la atención al viajero. En cuanto a su repostería, los cuernos de gacela, briouats, chebakia, entre otros muchos pastelitos que sirven como colofón final de cada comida. Miel, dátiles, hojaldre, almendras, canela (que también la utilizan en platos salados),… dan forma a exquisitos bocados que, acompañados del indispensable y reconocido té verde de la zona, servido acompañado de menta o hiervabuena, sellan el fin de un constante placer culinario. Resulta increíble, pero no hay tantos restaurantes de comida típica en las calles como uno esperaría, ya que los marroquíes prefieren comer en sus casas. De todas formas, siempre encontrarás alguno en las zonas turísticas. Una de las comidas más conocidas es el cuscús y la pastela (plato dulce y salado a la vez), aunque cuenta con gran variedad de platos y variaciones gracias a sus influencias coloniales y árabes.